Hechos verídicos, Suigeneris

¿Por qué el silencio?

No sé muy bien por qué no se habla de esto como de una úlcera, un brazo roto, un infarto de miocardio o un cólico nefrítico…

¿Esconderlo? ¿Disimularlo?

Hablo de una enfermedad. La depresión.

En realidad yo siempre hablo de intimidades aquí. De mi íntima forma de ser, más o menos sutilmente. Este blog es un entrelíneas, como muchos sabeis… y a veces un directa-mente-sui… Aunque tal vez debería haberlo firmado Irene Guiss, pero ella tiene otro estilo.

Hoy quería hablaros de silencio… y de palabras.

Estoy cansada de oir eso de «anímate, mujer«, «tienes que salir por ahí«, «la vida es muy hermosa«, «sonríe y sal pa’lante«….. ¿Qué se le dice a alguien con depresión severa con lo incómodo que es tener a un deprimido al lado? La mayoría de los psiquiatras están de acuerdo en que no hay que decir estas cosas a un deprimido. Quizá en todo caso a alguien con una tristeza o un mal día. Pero a alguien con un trastorno depresivo en tratamiento basta con acompañarlo, estar sinceramente a su lado…

Aún así creo que es difícil para los que te rodean entender tu estado, tu enfermedad. No hablaré mucho más de ello aquí, no más que del infarto en el ojo que me dió, o de cómo la diabetes me devora el sistema neurológico y microvascular, las hipoglucemias me destrozan las neuronas o la artritis de mi hombro izquierdo me fustiga a ratos. Una joya que soy.  Para mí son tan enfermedades la una como las otras. Es más, muchos deprimidos coincidimos en preferir los dolores de una enfermedad física a un sólo día de dolor mental. Es suficiente.

Pero cuando alguien que te importa mucho te dice «estás viva y respiras, estás mucho  mejor que otros y andas por ahí quejándote, con esa cara…» y te lo dice como un consejo, pues piensas: mejor me callo

Cada vez me gusta más el silencio. Ultimamente uno de mis pasatiempos preferidos es mirar por las ventanas los edificios, los paisajes, el cielo… en silencio.

Hace mucho frío ultimamente en Madrid… y llueve… y hasta nieva… Es uno de los inviernos más fríos que recuerdo…

Y todo el mundo habla de ello…

lluviaventana

Estándar

21 comentarios en “¿Por qué el silencio?

  1. Creo que los que nos rodean a los depresivos tienen mucho miedo a algo que no comprenden.Cuando te duele un brazo te mandan a tomar un analgésico, pero ¿qué tomas cuando lo que te duele es el alma?
    Si supieran que cuando estamos en una crisis nada nos importa, que eso que ellos llaman «el gran regalo de la vida» a nosotros nos pesa como el peor de los catigos, no harían los comentarios que hacen. Yo, al igual que tú, he optado por mirar por la ventana y esperar, en silencio, que los dolores pasen.
    Dices que no tienes nada a qué aferrarte, por hoy y por mañana si es necesario te ofrezco mi brazo, aunque sea virtual. ¿Me dejas acompañarte a capear este temporal?
    Aunque no nos conozcamos personalmente, tus palabras siempre me llegan como las de una amiga.
    Estoy aquí Bea, para escucharte, para hablarte, o simplemente para estar.
    Te mando un gran abrazo.

    Me gusta

  2. Gracias por tus palabras. Hablar de ello aquí tal vez sirva para otros.

    Cuando tu alma es un pedazo de tierra resquebrajada… sólo queda esperar a que emerja algún brotecito verde, de esos que horadan la tierra con mucho mucho mucho esfuerzo, retorciéndose hasta encontrar el aire… en silencio…

    Nadie sabe el esfuerzo que cuesta hacer la más mínima cosa, como comer, salir a comprar las mínimas cosas básicas, levantarse de la cama…

    Gracias de nuevo.

    Me gusta

  3. Te he leido esta mañana y no quería romper ese silencio.
    Entiendo de sobra qué es no poder y que no te entiendan, que presionen de tí por un supuesto «es mejor para tí».
    El silencio buscado, cuando ya no quedan más ilusiones que encontrar dentro de nosotros algo que al brotar nos de algo de luz, ese es el que a mí me va dando alguna pista, el que me va dando un poco de contenido al vacío.
    El día que se pueda, se hará, mientras tanto escuchar, mirar, comprender, y seguir.
    Apenas nos conocemos, no empezamos muy bien, pero creo que sabes que estoy aquí, y aunque sea en silencio te acompaño cerca.
    Un abrazo

    Me gusta

  4. … y sentir que ya no tenés palabras para nombrar lo que te pasa, que nada, ni nadie, tienen significado, que rostros amados se alejan entre la bruma de un pasado más o menos reciente… sí, sólo se acompaña con el silencio… hasta que algún brote irrumpa, despierte. abrazo.

    Me gusta

  5. La virtualidad no sirve de mucho, no más que creerse la realidad de ahí afuera… esa incoherencia en la que andamos inmersos…

    Siento que sólo la naturaleza es coherente…

    Se trata de inventar de nuevo la vida, quizá.

    Y tengo un montón de palabras inútiles…

    Abrazo.Beso.

    Me gusta

  6. Entiendo lo que dices, querida Sui, pero piensa que la gente solo tiene buena intención y si supieran que te sentaría mejor otra cosa, harían esa otra cosa, ¿no crees? Lo que quieren es verte mejor y es una impotencia no poder ayudar a alguien que quieres. Besos enormes.

    Me gusta

  7. Claro, eso lo sé. No hay tono de reproche en mi texto…, pero hay miradas y miradas, por eso mejor el silencio.

    Aunque sí creo que hay que hablar de ello, porque es importante que la gente tome otra conciencia con esta enfermedad.

    Besos para ti también.

    Me gusta

  8. Pingback: Pete Murray: better days « Mirando las musarañas…

  9. Todo esto me ha puesto a pensar, sobre todo ha hacerlo de una manera retrospectiva y a preguntarme a mi mismo, si cuando te encuentras bien y no tienes ningún problema o nunca habías pasado por ningún momento con una depresión, has sido capaz de fijarte o de tener la valentía, la constancia y la comprensión que alguien de tu alrededor podría necesitar de ti.
    Y tengo mis serias dudas de haber tenido el valor, y sobre todo el haber sido lo suficiente comprensivo.

    Creo que el silencio es por miedo y falta de comprensión, Una depresión y desde mi punto de vista es difícil de comprender incluso para el que la sufre, cuanto mas para alguien que no la ha sufrido nunca.

    Oye te agradezco estos silencios tuyos que abren este tipo de debates tan necesarios, esto ayuda.
    Ánimos para todos.

    Nacho

    Me gusta

  10. Estoy totalmente contigo en que hay que hablar de ello. Pasa también con otras enfermedades como la ansiedad, de la que yo sé bastante… Dominan tu vida y poca gente las comprende. Sigue exorcizándote (¿cómo se dirá eso?) con las palabras tan bonitas que creas, es una buena terapia, además de deleitarnos a todas 😉

    Me gusta

  11. Así es, Nacho, imcomprensible… Y sí, hay que hablar de ello… Igual sucede con ciertas palabras, como «cáncer».

    Y a ti Hester, qué te voy a contar, si hasta hace nada la homosexualidad era una enfermedad de la que no había que hablar tampoco… Pero yo, afortunadamente, no tengo crisis de ansiedad -aunque las he visto de cerca-, las mías son de tristeza infinita que te atraviesa de parte a parte y te aislan del mundo, porque no lo comprendes.

    Seguiré con el exorcismo, mientras tenga fuerzas para hacer algo, sí…

    Me gusta

  12. Tengo una amiga cíclica, y la he visto en todas sus formas. Lo que considero más horrible, de ver, es la manía. Ella dice que es como volver a empezar de cero después de una etapa maniaca- sicótica.
    Ella fundó un grupo de autoayuda- muy alemán esto- y me asombró mucho al leer la descripción de la depresión como «la incapacidad de sentir».
    No alegría, no duelo. Dice el prospecto.

    Entiendo perfecto que no puedes tratar de empatizar con un deprimido, aún así, es difícil no tratar.

    Sin ir más lejos, mi marido se llevó toda la vida tratando de salvar a su madre, que también es cíclica pero con etapas de manía suaves e intentos de suicidio en la etapa depresiva.
    Hasta que se aburrió. Por suerte!
    Se hace lo que se puede, se acompaña como se pueda y se aguantan las críticas cuando te equivocas en como lo haces, como puedes también.
    Tengo claro que en la depresión uno no ve a su entorno.

    Me gusta

  13. Afortunadamente yo no soy bipolar, aunque he conocido casos de cerca. Yo vivo inmersa en la impotencia del dolor, soy incapaz de sentir alegría, de comprender el mundo humano que me rodea…

    Besos para ti, Pal.

    Me gusta

  14. Hola: siento tu tristeza, a m me afecta en instantes.. la tristeza es algo inefable que se apodera de ti un día y no se va hasta que mueres, disfrazamos los momentos, la enmascaramos por los demás, por nosotros mismos, un día apareció en nuestra vida y formamos parte de ella. Al menos tienes la voluntad de seguir escribiendo cada día.

    Me gusta

  15. No comprendes el mundo y «eres triste» (es muy diferente sentirse triste porque un sentimiento puede transformarse,pero cambiar un estado hay que ser un verdader@ alkimist@). Perdona si no te gusta la palabra pero por lo que dices lo veo así.Ahora viene mis preguntas¿es cierto que si ves crecer la hierba te olvidas del estado?¿has pensado en crearte un mundo?¿tienes en mente que las personas que «meten la pata en darte consejos» viven en un mundo que no es el tuyo pero que son uno contigo?

    yo no soy nadie para dar consejos y no puedo comprender una depresión porque es algo por lo que no he pasado,para eso están los especialistas pero lo que si sé es que si nuestra naturaleza interior funciona mal es porque pide respuestas que hay que salir a buscar y un mal funcionamiento se entiende mejor si se sabe donde buscar.

    un saludito amiga

    Me gusta

  16. EVA dijo:

    Mi comentario es parecido a uno que leí, arriba.
    Sólo es miedo, mucho miedo a lo que sigue.
    ¿Pórque? sabemos que cada día será un riesgo, un ¿ qué vendrá? ¿ que me espera?
    Una cosa sé, no hay que perder la capacidad de asombro.Cada dia es diferente, tiene su encanto.

    No estás sola, muchas mujeres padecemos depresión,ansiedad, dolores, pero hay que salir a comprar, a pagar cuentas.

    La vida esta afuera y continua, nunca se detiene, no hay palabras,pero te entiendo.

    Te dejo un abrazo solidario.
    EVA.

    Me gusta

  17. mx dijo:

    Hace un tiempo nuestro hijo pasó por un período de depresión severa con intento de terminar con su vida, mi esposo y yo nos sentíamos tan impotentes, nada de lo hacíamos o le decíamos llegaba a él…

    en sus ojos veíamos lo que describes sui, : «una tristeza infinita que te atraviesa de parte a parte y te aisla del mundo…la pérdida total de la voluntad de vivir… incapaz de sentir alegría…» . Necesité leer tu post para comprender su sentir, todo ese pesar que él era incapaz de transmitir y que como madre afligida por la impotencia talvez no quería o no podía asimilar…pues lo único que deseaba era verlo salir de ese estado,… él no aceptaba palabras, no escuchaba nada ni a nadie, mejor dicho hablábamos y él permanecía con la mirada perdida…un día me dijo: «lo único que necesito de tí, es que me abraces sin hablar, sólo eso! Y, obviamente, SÓLO eso hacía!

    Logró salir, pero estamos concientes que podría regresar, como un cáncer que vuelve a aparecer…pero siempre nos tendrá para abrazarlo.

    Como padres, gracias sui, por ayudarnos a entender lo que nuestro hijo vivió…ojalá tengas a alguien que se recueste contigo y te abrace en silencio.

    Un abrazo, también en nombre de nuestro hijo.

    Me gusta

Deja un comentario